lunes, 14 de septiembre de 2015

Estereotipos juveniles al envés

Luces y sombras de la juventud
Los estereotipos juveniles en el largometraje Stockholm (Sorogoyen, 2013) están sobre la mesa: él y ella, dos jóvenes frente a frente, construyen una historia juvenil aparentemente vanal. Él es un joven treintañero, probablemente licenciado y mileurista (de ahí que comparta piso en el centro de Madrid); ella una universitaria al término de la veintena, bella y delicada. Se conocen en un alternativo local after-hours y él intenta durante horas seducir a la joven, como un experto Don Juan; ella cae en la tela de araña que se ha ido tejiendo entre risa, charla y provocación. Sin embargo, al amanecer todo da la vuelta y, lo que aparentemente parecía un pasajero episodio de pasión romántica juvenil, es un dramático auto-secuestro a todas luces sobrecogedor.


Me persigues, me persigo

En Stockholm por la noche el chico parece el "típico" chico majo y simpático, y la chica la "típica" chica arrogante y presumida; pero de día los clichés desaparecen y se ve diáfanemente lo que es de verdad cada uno de los protagonistas: un egoísta y una obsesiva cara a cara, dos antagonistas totales que se van a hacer daño mutuamente a través de un círculo vicioso con el que se inicia un thriller cuyo simbolismo es de un atractivo inusitado en el cine español.

Síndrome de Estocolmo: rehén de mí misma

Esta historia es una interesante metáfora de lo peligroso que puede ser no asumir la responsabilidad en las relaciones personales, algo que caracteriza la juventud. Instrumentalizar al otro es un riesgo, ya que una relación efímera y superficial puede volverse en nuestra contra. De ahí que el "Síndrome de Estocolmo" que da título a este film pueda ser un trasunto del hecho de que muchos jóvenes -por su inexperiencia- suelen generar sentimientos positivos hacia quienes actúan contra su bienestar aunque sin violencia.

Malinterpretarnos

EN CLASE DE ESPAÑOL
Con Stockholm podemos reflexionar sobre la posibilidad de malinterpretar las relaciones que establecemos con los demás. Es decir, que el profesor puede proponer en clase porqué a veces nos equivocamos con el tipo de relación que establecemos con las personas y no atendemos lo suficiente a nuestras intuiciones (en la mayoría de las ocasiones proceden de informaciones pragmáticas y lenguaje no verbal). Es habitual, por ejemplo, que un joven piense que otro es muy amigo suyo y súbitamente se sienta traicionado. Es por ello que Stockholm nos permite trabajar la competencia sociocultural con los alumnos de ELE a través del visionado.

PREMIOS
Premio Goya 2014 al Mejor Actor Revelación
Medalla 2014 del Círculo de Escritores Cinematográficos a la Mejor Actriz