sábado, 16 de diciembre de 2017

Para qué decir la verdad

No decir la verdad a los padres, ¿acaso ellos la quieren saber?
Puede parecer inapropiado sostener que la verdad no es más que una opción que nos conviene o no según el momento al que nos enfrentamos. Sin embargo, el cine nos ofrece muchos ejemplos que respaldan esta afirmación, hace años en la película Delitos y faltas (1989, Woody Allen) se hacía una reflexión sobre la mentira y la culpa, en este largometraje los personajes principales se planteaban hasta qué punto hay que vivir solo desde la sinceridad (incluso con uno mismo). Decir o no la verdad, ocultarla, enmascararla, aplazarla, puede ser una cuestión de actitud que, más allá del sentimiento de culpabilidad de quien la transgrede (distinto según las culturas), depende de las características del contexto de comunicación. En la película 15 años y un día (2013, Gracia Querejeta) se entrecruzan historias cuyo denominador común es el alcance que tiene quebrantar la verdad.

En busca del padre perdido

Entre padres e hijos, entre marido y mujer, entre amigos, la verdad ¿puede negociarse? Cada cultura, según sus patrones de interacción comunicativa, va a delinear los contornos de la verdad y la mentira. En 15 años y un día es muy interesante ver diferentes situaciones donde la sinceridad pone en jaque las relaciones entre personas de distintas generaciones, jerarquías y procedencias sociales. La madre de Jon está centrada en una inconsistente carrera de actriz mientras que su hijo fracasa en el instituto, ¿es por ello justificable que Jon le oculte su mal comportamiento en el centro? Los motivos de expulsión (ausencia de la figura paterna) empujan a la madre a buscar ayuda en su propio padre, Max, el abuelo de Jon.


Abandonar a seres queridos (un hijo, una esposa)

Del norte al sur en un mismo país, la verdad se aborda de diferente manera. En el sur, Max es más libre y vive según sus propias normas (sin tecnología, sin compañía, sin mentiras sociales). En una nueva vida lejos de su familia, aislado de compromisos, puede continuar siendo una persona que solo dice la verdad. Sin embargo, Max parece atormentado por los sentimientos que quiere ocultar a su nueva amiga, la comisaria de la ciudad, algo profundo que su mirada delata a pesar de sus ferreos principios. La llegada de su nieto, Jon, no hará más que catalizar un cambio de perspectiva vital que ya estaba gestándose tiempo atrás.


Querelle de Brest: bello y amigo, ladrón y asesino



En este contexto, se cruza una interesante línea argumental en la cual se aborda el tema de la adolescencia y la identidad (a través de los jóvenes latinos, el díscolo Jon y su nuevo amigo homosexual). Jon vive una encrucijada al sentirse atraido por las personalidades opuestas de dos adolescentes que conoce en esta etapa de transición en casa de su abuelo: por una parte, el chico ecuatoriano, un muchacho de la calle, duro pero atractivo por su sinceridad; por otra, el delicado estudiante de piano que intentará ocultarle su condición sexual. ¿Cómo es posible que se sienta fascinado por ambos?

EN CLASE DE ESPAÑOL
Resulta interesante proponer a los alumnos una reflexión sobre los patrones de interacción comunicativa que determinan nuestras actitudes pragmáticas en el uso de la lengua. Aspectos que a primera vista nos pueden parecer universales o incuestionables, como las formas en que se delimita el valor ético de la verdad y la mentira, dependen de variaciones de tipo cultural. Cada cultura, según sus propias claves, va a determinar cómo, cuándo y de qué manera hacer uso de la verdad como una pieza más del tablero de la comunicación.

Deux amis

In this film, the protagonists hide important information about their lives. The discovery of the truth causes an impact and a readjustment of the relationships between them.
Dans ce film, les protagonistes cachent des informations importantes de leur vie. La découverte de la vérité provoque un impact et un réajustement des relations entre eux.