La oratoria se debería enseñar desde edad temprana, al menos eso pensamos cuando tenemos que exponer en público nuestras ideas y nos encontramos de lleno con dificultades para hacerlo de forma eficaz. Vivimos tiempos en los que hablar bien en público es fundamental, y vemos que los debates no siempre se ganan por las ideas sino por la locuacidad de los interlocutores. En el cortometraje de ficción Por activa y por pasiva (Rodrigo Cortés, 2013) se nos presenta un debate del estado de la actualidad en el que intervienen... ¡un grupo de niños! Es muy interesante escucharles, ya que se expresan con mucha propiedad y exponen sus argumentos con expresiones muy pertinentes, como si fueran adultos, imitando a los políticos, a los contertulios y politólogos que conocemos de los debates televisivos. Estamos ante un brillante oxímoron que nos ofrece un mensaje claro: es urgente que aprendamos a hablar en público desde la escuela.
Hay que decirlo claramente, negro sobre blanco |
Ese argumento califica por sí solo a quien lo sostiene |
Esta es una problemática antigua, ya que desde Aristóteles hay tratados de retórica, disertación y oratoria que han formado parte de los libros de cabecera de las personas más relevantes de la historia de nuestra civilización. La elocuencia ha preocupado siempre a quienes han necesitado la comunicación interpersonal para conseguir sus objetivos, y eso quiere decir también que nos interesa a todos los que vivimos en una sociedad moderna.
EN CLASE DE ESPAÑOL
Escuchad este "solo", metáfora de quienes hablan para sí mismos |
Este cortometraje puede motivarnos a reflexionar sobre el buen uso de la lengua oral y de las habilidades necesarias para comunicarnos eficazmente cuando hablamos en público.
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