Hay que tener agallas siendo el más débil |
¿De qué vas? |
Martín es un niño de nueve años, tranquilo y sensible. Su profesor tiene que salir de clase cinco minutos para ir a buscar unas diapositivas, y le deja encargado del orden hasta su regreso. Si alguien habla, Martín debe apuntar su nombre en la pizarra. Este encargo, aparentemente fácil, resulta muy complejo a causa de las provocaciones de Luis -el fanfarrón y chulito de la clase- y las intimidaciones de Ana -la guapa del grupo-. Martín saca de dentro su coraje y apunta en la pizarra los nombres de Luis y Ana (a Luis le pone tantas cruces por cada insulto y broma pesada que recibe de él, ante las risas de sus compañeros). La tensión del cortometraje va subiendo y, como si fuera un western, se establece un duelo entre los dos niños. En el momento más álgido el profesor regresa al aula e, inesperadamente, sigue con la explicación de la lección haciendo caso omiso de los nombres y las cruces escritas en la pizarra.
Más te vale hacer lo que te decimos |
En El encargado se trata magistralmente el tema de la violencia escolar, la génesis del acoso y el maltrato (psicológico, verbal, físico) que se da en las aulas y los patios de los colegios. Como vemos en el film, la peor etapa son los años de entrada en la adolescencia, cuando las diferencias individuales de desarrollo físico y psicológico de los niños se hacen más visibles. El cortometraje sitúa estas diferencias en primer plano, ya que resulta obvio que Martín es un niño más frágil que Luis, tiene menor complexión física y escasa madurez emocional, ya que se percibe claramente en él una aureola de inocencia infantil. Luis y Ana han reconocido en Martín estas características y por ello le hostigan, especialmente el fortachón de Luis.
Si alguien habla en clase, irá al despacho del Director del colegio |
EN CLASE DE ESPAÑOL
El acoso (escolar, laboral, de género) se basa en la intimidación, que en español se expresa mediante las amenazas (usando expresiones en condicional como "Si no me haces caso, ya verás", o comparaciones como "Tú no eres más que un cero a la izquierda", "Más te vale hacerme caso"). En este contexto pragmático, para intimidar también se utiliza en español un tipo de retórica del desprecio basada en la adjetivación (uso de despectivos, motes, juegos de palabras con los nombres propios y epítetos que exaltan la inferioridad y el desdén) y en valoraciones negativas que buscan bloquear al interlocutor. Con el cortometraje El encargado podemos reflexionar en clase de español sobre los mecanismos lingüisticos de la intimidación y el lenguaje no verbal que la acompaña (gestos, miradas, distancia corporal).