lunes, 6 de enero de 2014

Y sin embargo violento

Dame otra oportunidad

Sensibilizar a la sociedad sobre las dimensiones actuales de la violencia de género es el objetivo del cortometraje Dolor (Javier Fesser, 2013). Con algunas concesiones del director del film al humor negro -como no podía ser menos, tratándose de un lenguaje que Fesser domina bien- este corto nos plantea desde una óptica inusitada un problema social que en nuestro país es una lacra de difícil solución. Nos podemos preguntar si es posible (y lícito) tratar este tema como tragicomedia.

¿Por qué me agredes?

Otra pregunta que surge al visionar el corto es la siguiente: ¿se puede abordar con originalidad una cuestión social tan debatida? Uno de los puntos fuertes es presentar a una pareja joven, aparentemente de clase media acomodada (a juzgar por la calidad de su ropa deportiva y su completo equipo de montaña), con cultura y estudios universitarios, pero sumidos en una espiral de dolor y sumisión difícil de explicar. De hecho, el corto comienza con unos primeros planos de ambos jóvenes llorando, pero ya desde el primer fotograma el espectador comprende que la mujer ha sido agredida por el hombre, antes de que empiecen a hablar. Este dolor tan diferente que sienten el uno y el otro (y que da título a estos 5 minutos de película) es la hipérbole sobre la que se construye la historia.

Sadismo
El cortometraje pone los puntos sobre las íes de un asunto central: da igual la edad, la condición social y económica, la situación (familiar, laboral, vacacional), ya que el agresor va a manifestarse de todas formas y será implacable, cruel, sádico. Es interesante el guión del corto, ya que Fesser nos muestra en él brillantemente resumidas algunas etapas de la violencia: ruego, convencimiento, engaño y agresión. Solo una educación en valores desde la infancia y ofrecer modelos de conducta ejemplares podrían aportar soluciones.


EN CLASE DE ESPAÑOL
Esta película no va conmigo
Este corto nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre un problema que, desgraciadamente, no tiene  fronteras lingüísticas. En el film podemos proponer una serie de actividades a través de las cuales descubrir la dialéctica que caracteriza este tipo de relaciones (lo cual puede ser útil para los adolescentes y jóvenes, dada la edad de los protagonistas del corto con quienes se pueden identificar). Por ejemplo, durante el visionado se puede focalizar la atención sobre la forma de hablar del agresor, prestar atención a su forma de pedir perdón, de rogar, de suplicar; es importante desvelar la estrategia pragmática del engaño como preámbulo de un acto violento, ya que esta habilidad discursiva es propia de los agresores, que dominan la entonación, los gestos de la cara y el cuerpo y seleccionan bien sus palabras antes de actuar.

Premio del Jurado en la IX Edición del Festival Jameson Notodofilmfest de Cortometrajes

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